jueves, 26 de noviembre de 2015

No es solo echar a Nuno...



Ahora que las cosas se han enfriado un poco y me ha dado tiempo a reflexionar voy a comentar algo que quería haber comentado el mismo martes por la noche pero que no hice para que no saliera visceral y excesivamente aumentado por el cabreo tras la derrota en San Petersburgo. Y ojo, el problema no es ir a la ciudad de Pedro El Grande y que el Zenit te gane, eso es algo que puede entrar perfectamente en las quinielas, tampoco es problema el juego mostrado o la indolencia, o bueno, no son un problema tan grave como mínimo. El problema, y para mi es peor que todos los demás, es la sensación de que pase lo que pase las cosas van a seguir igual porque al final, lo menos importante, es el verde.

¿Cómo se explica si no que tras ser arrasados por el Zenit nadie haya salido aun a dar explicaciones? Es imposible de entender que nadie en el club sienta la necesidad de dar la cara y decir a la afición unas palabras, aunque sea para demostrar que alguien sigueal mando. No hablo de ruedas de prensa multitudinarias, no somos Florentino Pérez, sino simplemente un discurso de tranquilidad y de confianza para que la afición sienta que, al otro lado de la fachada de la Avenida de Suecia, hay alguien que le escucha.

Y esto es debido, simplemente, a que no existe ninguna figura que tenga la capacidad y el ascendente (o como mínimo la obligación) de salir a explicar que está ocurriendo en el Valencia C.F. Y ojo, no solo cuando hay derrotas, sino en cualquier momento. Nadie sabe que ocurre en el club porque nadie se ha dignado a dar una explicación a ninguno de sus movimientos, el trabajo de relaciones públicas es inexistente y ello ayuda a aumentar la confusión y el enfado de un aficionado que siente que ha sido abandonado por el club.

Al final, todo esto acaba resumiéndose en la inexistencia de un organigrama y una estructura claras desde que todo saltara por los aires en verano. Y ojo, esto no es un alegato a favor de Salvo, ni mucho menos, sino en contra de una nueva propiedad que ha sido incapaz en medio año de sustituir a los que se marcharon entonces. Y es que si desmontar una estructura que daba frutos y funcionaba ya es un error, como dicen los anglosajones If it works, don’t fix it (Si funciona no lo toques), no haber sido capaz de crear una nueva a posterioridad es para plantearse seriamente quien está al mando del Valencia C.F.

Lo peor de todo no es que Peter Lim no haya sido capaz de enmendar el problema que él mismo creo en verano, sino que la sensación de descontrol no ha hecho más que aumentar. Hace un tiempo ya comenté que parece que no hay nadie al mando y esta sensación ha ido a más en las últimas semanas. No negare la habilidad para los negocios del singapurense, no se ha hecho rico por suerte, pero sí que le criticaré su hacer en el club. Lleva ya más de un año al mando y su Valencia se parece peligrosamente a aquel viejo Valencia de Llorente y compañía: amiguismos, favores, fichajes inexplicables, representantes todopoderosos… Han cambiado los nombres, pero no las formas.

Incluso su gestión económica es criticable, y eso que esto debería haber sido un punto fuerte. A día de hoy, económicamente, el Valencia sigue en el mismo pantano en el que estaba cuando llego. Si, ha inyectado dinero y ha solucionado los problemas de tesorería a corto plazo, pero en el fondo lo ha hecho con nueva deuda, esta vez contraída con él mismo y no con un banco, pero el problema financiero sigue estando ahí. El equipo sigue sin haber mejorado un ápice sus cuentas y sobrevive gracias a los préstamos, ojo a esto, de su propietario. ¿Qué ocurrirá cuando haya que devolver ese dinero? Es algo que no quiero ni pensar… Y es que la capacidad para generar beneficios del club, exceptuando el acuerdo con Adidas (Y es de la época Salvo) sigue siendo la misma que antes de su llegada, y errores tan graves como dejar la camiseta sin patrocinador un año más, sea cual sea el motivo, es algo imperdonable. Si a ello le sumamos un presupuesto basado en unos ingresos por competiciones europeas a los cuales es dudoso que el equipo llegue el problema no hace más que agravarse.

Y llegamos al final con el, para mí, gran punto negro de la gestión de Peter Lim. Hace casi un año, al inicio de este blog, ya advertí de lo poco que me gustaba la forma de fichar de estenuevo Valencia, y el tiempo no ha hecho sino darme la razón. El desmantelamiento de la Dirección Deportiva este verano ha conseguido que el club solo pueda fichar mediante el “asesor”, es decir, Jorge Mendes, que es quien en la actualidad controla la política de fichajes de una manera desastrosa. A dia de hoy toda la inversión realizada en verano está prácticamente perdida y jugadores por los cuales se pagó un alto precio han perdido su valor (o quizá nunca lo tuvieron).

Es obvio que la oferta de Lim era la mejor, aunque solo fuera por ser la única, pero las cosas no funcionan así y la gestión está siendo bastante deficiente. Hay que buscar un nuevo rumbo y empezar a enderezar el rumbo si se quiere conseguir llegar a buen puerto… Y ojo, no hablo solo de echar a Nuno.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Curiosidades Históricas - La Carga contra los Panzer


Si algo tiene la Segunda Guerra Mundial son curiosidades, mitos y leyendas. Que medio mundo se dedique a matar al otro medio es lo que tiene, que permite grandes actos extraños, alguno de los cuales ya han sido comentados aquí. Uno de estos mitos, seguramente el primero si hablamos a nivel cronológico, es la Carga de la Caballería Polaca, heredera de los míticos Húsares Alados, contra los tanques alemanes que invadían Polonia en Septiembre de 1939. La historia gano rápidamente fama ya que era una demostración del honor polaco, de la capacidad de su mítica caballería, del deber patriótico… Y por desgracia falsa. Sí. Como lo leéis. Completamente falsa. Eso no ha evitado que muchos historiadores la den por real. ¿El motivo? Pega bastante con el carácter polaco, como veréis a continuación.

Polonia es un país antiguo, que remonta sus raíces al viejo Ducado de Polonia, creado en el año 962 por el Duque Misceslao I, que fue el primero en convertirse al cristianismo. Situado entre germanos y eslavos el Ducado se fortalecería y crecería durante la Edad Media, alcanzando el rango de Reino en el S. XIII. Este crecimiento se afianzaría en el año 1385 cuando el dirigente de la última gran potencia pagana de Europa, el Gran Duque de Lituania Vladislav II, se casaba con la Reina de Polonia y unía ambos reinos en la Unión de Krewo. Esta unión, en un principio meramente personal, con un Rey que reinaba en ambos reinos por separado, se convirtió en una unión completa en 1569, cuando tras la muerte sin herederos del rey anterior los nobles polaco-lituanos decidieron unirse formando un solo estado por la Unión de Lublin.

A partir de la Unión de Lublin podemos hablar de un nuevo estado, la Mancomunidad Polaco-Lituana, una monarquía electiva donde los nobles de ambas naciones, reunidos en el Sejm decidían no solo a su rey, sino las leyes fundamentales del país. Es considerado por muchos el primer ejemplo de monarquía parlamentaria en Europa. Verdad era que solo la nobleza tenía derecho de voto, pero eso suponía un 10% de la población, cantidad mucho mayor que en otros estados europeos incluso en tiempos posteriores (solo el 3% de la población tenía derecho a voto en Gran Bretaña en 1867).


Esta Mancomunidad Polaco-Lituana se convirtió en una de las grandes potencias de Europa en ese momento; con un territorio que iba desde el Báltico hasta prácticamente el Mar Negro, como se ve en el mapa superior, con grandes ciudades como Cracovia, Varsovia o Vilna. Esto le permitió vivir una Época Dorada durante casi un siglo, pero su situación entre grandes potencias como Rusia, Suecia, el Sacro Imperio Romano o el Imperio Otomano acabo por perjudicarle, debido sobre todo a su falta de estabilidad interna causada por su forma de gobierno. El final de esta época llegó en 1655, con el conocido como el “Diluvio”.

El “Diluvio” es una época de la historia Polaco-Lituana que está relacionada con las llamadas Guerras del Norte, que enfrentaron a Rusia, Suecia y Polonia-Lituania  y a sus distintos aliados por el control de la costa del Báltico. Estas guerras desgastaron en exceso a la Mancomunidad que no pudo hacer nada para detener la invasión sueca en 1655, produciéndose un “diluvio” de tropas suecas. A esto se unió el cambio de bando de algunos nobles, lo que llevó a la pérdida de un cuarto de la población del país y al destrozo de su economía y sus infraestructuras. Esto además llevó a la independencia del Ducado de Prusia, que se uniría a Brandeburgo, creando problemas mayores en el futuro.

Este momento marcaría el principio de la decadencia del país y curiosamente el inicio de sus grandes hazañas bélicas, poco provechosas para el país pero que generaron un prestigio y una fama enorme a los combatientes polacos. El primero de estos combatientes fue Jan Sobieski, noble polaco que combatió a los Suecos durante el “Diluvio” y que gracias a su capacidad se convirtió en hombre de confianza del rey Jan II Casimiro. Sus victorias contra cosacos, turcos y distintos nobles rebeldes devolvieron la confianza y el prestigio al ejército polaco-lituano, este prestigio también le ayudó en sus ambiciones, ya que en 1674, tras la muerte de Miguel I, sucesor de Jan II Casimiro, fue elegido rey por el Sejm, convirtiéndose en Jan III Sobieski.

Jan III Sobieski
El inicio de su reinado se vio marcado por una nueva guerra contra los turcos, en la que salió victorioso, y en 1676 por fin, tras casi 30 años de guerras continuas, la Mancomunidad Polaco-Lituana conoció la paz. Jan III Sobieski, casado con una francesa, se acercó durante este periodo de paz a Luis XIV de Francia. El soberano francés le influenció  en muchas de sus decisiones y esto permitió que su corte se convirtiera en refugio de artistas, escritores y poetas, gracias a su mecenazgo, pero también generó en él ambiciones absolutistas, creándole problemas con la nobleza y el Sejm, con el que viviría en constante lucha.

En mitad de esta lucha llegó la primera gran hazaña realizada por un ejército polaco sin mucho sentido pero con mucho valor. En 1683, el Emperador Leopoldo I de Habsburgo mandaba a la cristiandad un llamado de auxilio, ya que un Ejército Otomano estaba avanzando, imparable, hacia Viena, ya que con el emperador refugiado en Linz y con la defensa en manos de 16.000 hombres la ciudad parecía perdida. El Rey de Polonia-Lituania decidió responder al llamado y en un ambiente de franca rebelión, Sobieski convocó al Sejm para pedirles un esfuerzo. Esto enfureció a algunos nobles, que ya estaban cansados de las políticas de Sobieski y creían que nada se le había perdido a Polonia en Austria (A ello hay que sumarle que Francia, deseosa de debilitar a Austria, había sobornado a algunos de ellos) Sobieski, cansado de esperar y harto de su nobleza marchó hacia Viena con un pequeño ejército que había reclutado el mismo dejando atrás el terreno abonado para la rebelión e indefenso ante cualquier ataque desde Hungría (aliados de los Otomanos).

Esta expedición se unió al ejército reclutado por los Habsburgo en el Sacro Imperio y que reunía tropas de pequeños estados como Sajonia, Baviera, Suabia, Franconia… dirigidos por Carlos de Lorena, Generalísimo de los Ejércitos Imperiales. Ambos llegaron a Viena y levantaron el asedio derrotando en poco más de media hora al Gran Visir Kara Mustafa en la batalla de Kahlenberg, donde los Húsares Alados Polacos, la elite de la caballería pesada, orgullo de su país, tuvieron un gran protagonismo liderando la carga final bajo el mando de su rey. Jan III Sobieski, orgulloso, escribió una misiva al Papa Inocencio XI anunciándole la victoria parafraseando a Julio Cesar: "Vinimos, vimos y Dios venció". Esta victoria, y muchas otras hazañas inútiles que se producirían después, llevarían al escritor polaco del S. XX Boy-Żeleński a afirmar que “Los húsares polacos siempre se lanzan a la carga hacia cualquier punto donde no se les ha perdido nada.”

Los Húsares Alados Polacos
Esta victoria, que lo consagró como uno de los grandes militares de su tiempo, fue fatal para su país, que no solo tuvo que sufrir una invasión húngara prácticamente indefenso, sino que se vio salpicado por multitud de rebeliones y de luchas internas; lo que provocaría su decadencia final. El S. XVIII fue de constantes problemas para la Mancomunidad, que poco a poco fue cayendo bajo la influencia de sus tres poderosos vecinos, el Sacro Imperio, representado en los Habsburgo, el Reino de Prusia y Rusia. Aunque entre 1788 y 1792 hubo grandes intentos de reforma, como la creación de la que sería la primera constitución redactada en Europa en 1791, nada pudo evitar la llamada “Repartición de Polonia” entre Rusia, Prusia y Austria en 1795.

Estos problemas internos y la posterior repartición llevaron a distintos polacos al exilio, ya fuera por cuestiones políticas o meramente por hambre. Por ejemplo dos de los exiliados políticos fueron Kazimierz Pułaski y Tadeusz Kościuszko, que se vieron obligados a exiliarse tras liderar distintos levantamientos contra la influencia rusa y terminaron, como los Húsares Alados de Sobieski, en un lugar donde no se les había perdido nada, América del Norte. Ambos colaboraron como generales en la Independencia Americana mientras su país era desmembrado; muriendo incluso Pułaski en la Batalla de Savanah.


A partir de aquí Polonia desapareció de la historia durante casi dos siglos pero no lo hicieron los polacos, que siguieron combatiendo en guerras en las cuales no se les había perdido nada por honor o esperando simplemente ayuda para recuperar su país. Unos de los que tuvieron éxito fueron los polacos de las famosas Brigadas Polacas de Napoleón, creadas con exiliados tras las particiones y que acabarían creando el Gran Ducado de Varsovia en 1807, pero que desaparecería, absorbido por el Imperio Ruso, tras el Congreso de Viena. Pero no fueron los únicos, regimientos de polacos lucharon en distintas guerras del S. XIX, como la de Unificación de Italia o en la Franco-Prusiana, siempre de la mano de sus amigos franceses. El éxito llegaría más de un siglo más tarde, en la Primera Guerra Mundial.

Durante la Gran Guerra los polacos se vieron obligados a combatir en ambos bandos en el Frente Oriental, sobre todo en las filas de Austro-Húngaros y Rusos (la población polaca que quedaba bajo control alemán era más bien poca), pero también fue posible verles, como no, junto a los franceses en el Frente Occidental. Más de 100.000 polacos (la mayoría emigrantes que habían salido de Polonia por el hambre tiempo atrás) se alistaron en la Legión Extranjera, de nuevo lanzándose a la carga en sitios donde más bien pintaban poco. Este esfuerzo, por suerte, sí que tuvo recompensa, y gran parte de estos combatientes pudieron volver a su país tras la guerra, ya que volvía a ser independiente.

¿Y que se encontraron al regresar? Más guerra. Convencidos por las potencias aliadas para que atacaran la Revolución Bolchevique se vieron inmersos en la Guerra Ruso-Soviética entre 1919 y 1920 y que cerca estuvo de dejarlos, de nuevo, sin país. Abandonados a su suerte por sus aliados, algo a lo cual los polacos ya estaban acostumbrados, consiguieron salvar los muebles en la Batalla de Varsovia y mantener su soberanía intacta. Esto dejó a los polacos con un país independiente, pero de nuevo bajo la amenaza de dos grandes potencias, Alemania y Rusia, y además con fronteras difícilmente defendibles, como el corredor polaco entre Alemania y Prusia Oriental.


Tras el periodo de entreguerras llegamos a la Segunda Guerra Mundial y al momento de nuestra anécdota actual. Un breve repaso a la historia polaca nos muestra porque el mito de la “Carga contra los Panzers” es fácilmente creíble; y es que esas muestras de valentía sin sentido ni beneficio formaban parte de la idiosincrasia polaca. En realidad el mito fue creado por unos reporteros de guerra italianos sobre una base real, como veremos a continuación. La tarde del 1 de Septiembre, primer día de la guerra, los alemanes avanzaron por el corredor polaco tratando de unir su territorio. Con el Ejército Alemán avanzando imparable los polacos, abandonados por sus aliados de nuevo, trataron de retirarse en orden, dejando para cubrir la retirada al  18º Regimiento de Caballería. Estos lanceros trataron de retrasar el avance alemán atacando sus flancos y curiosamente lograron varios éxitos, matando a varios alemanes y desorganizando las formaciones. Pero finalmente un error les hizo encontrarse con unas pequeñas tanquetas ametralladoras alemanas, que abrieron fuego haciendo una carnicería entre la caballería. Cuando al día siguiente los reporteros vieron los cadáveres los alemanes les afirmaron que habían sido derrotados mientras cargaban contra las tropas acorazadas. Los polacos, encantados con el mito, lo hicieron suyo, igual que los alemanes, que lo usaron para mostrar a los polacos como un pueblo atrasado.

Para no romper la tradición los polacos, durante la Segunda Guerra Mundial, siguieron combatiendo en lugares donde no se les había perdido nada, y tras huir de su país retirándose de dos ejércitos (Del alemán y el soviético, que se unió a la fiesta) se retiraron a Rumanía y Hungría, donde llegaron armados y en perfecto orden. Estos países les desarmaron pero les permitieron abandonar el país y marcharse a Francia y Reino Unido, donde seguirían combatiendo por todo el mundo, llegando a formar una compañía, la 1ª División Acorazada Polaca que lucía como símbolo las alas de los húsares de Sobieski. Siguiendo con su sino estos hombres se encontraron al volver a su país tras la contienda con otra guerra civil, llegando incluso a verse obligados a unirse a los partisanos anticomunistas… Pero eso es otra historia.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Se acerca el Invierno


Hoy vengo con algo diferente, no es la primera vez que hablo de nuevas maneras de hacer negocio en internet y hoy os traigo una nueva plataforma que supongo que más de uno conoceréis. Hablo de Etsy, una plataforma de venta de las conocidas como P2P (Peer to peer) y que funciona con la misma idea que los antiguos sistemas de descarga; solo pone en contacto a los clientes sin que la plataforma tenga intervención en la transferencia.

Etsy, al contrario que otras plataformas semejantes, se basa en la compra y venta de objetos de artesanía, hechos a mano o de carácter vintage. Por tanto podemos encontrar objetos como dibujos, grabados, brazaletes, bisutería, joyería, complementos, muñecos, soportes para móviles, menaje de cocina, textiles… Esto lo hace poniendo en contacto a los vendedores con los compradores, permitiendo a los primeros crear una o varias tiendas, dependiendo de los artículos que deseemos vender o el enfoque que queramos darle a la tienda.

Dentro de los usuarios de la tienda podemos encontrar desde personas que prácticamente han hecho de su tienda de Etsy su negocio y viven de él hasta los que han convertido esto como una manera de monetizar sus hobbies; no necesariamente con objetivo de obtener beneficios, sino simplemente para enseñar al mundo sus creaciones y cubrir gastos, como pueden ser los materiales.

Una de las vendedoras dentro de este último apartado y que se pueden encontrar en Etsy es Olbalro. Detrás de la tienda está @OlgaBallester92, una joven valenciana dedicada a hacer punto. Este hobby le ha llevado a Etsy para abrir su propia tienda y poner a la venta los distintos productos que crea. Por supuesto, esta tienda está empezando y aún tiene pocos productos que ofrecer, pero se espera un gran crecimiento en cuanto a productos a lo largo de los próximos meses. A todo esto hay que sumarle una imagen de marca muy cuidada diseñada por una diseñadora especializada como @Sephoramars y un buen trabajo fotográfico, lo que añade un mayor valor.


Además se acerca el invierno y sería recomendable estar preparado para el frío, ya que la calidad es excelente y el precio es de los más competitivos del mercado. A ello hay que sumar el la exclusividad, el cuidado y el buen trato que siempre incluye cualquier objeto hecho a mano. También acepta encargos y productos personalizados, lo que permite conseguir un producto completamente adaptado a las necesidades del comprador. Más datos y diseños se pueden encontrar en Instagram y Facebook.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Me duele Europa



François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, fue un filósofo, historiador y abogado francés que vivió durante el llamado Siglo de las Luces, el S. XVIII, siendo una de las figuras más importantes de la llamada Ilustración. Es decir, el renacer de la creencia en la razón como la solución a todos los problemas de la humanidad. Su objetivo era perseguir la ignorancia, la superstición y la tiranía para conseguir un mundo mejor. Suya es una frase que me gustaría hacer mía: “El ateísmo es el vicio de unas pocas personas inteligentes”. Es algo en lo que pensé nada más enterarme del atentado de París y forma parte de una reflexión más general, que hare a continuación. Creo que la religión es algo pernicioso para el hombre, es algo que he dicho en más de una ocasión, pero eso no me hace creer que todos los musulmanes sean culpables de la amenaza yihadista en la que vivimos. La religión es un problema porque atenta contra la razón y es un bastión de la ignorancia y la superstición, que acaba en tiranía derivando en tiranía, o en mentes manejables que hacen barbaridades como las del pasado viernes.

He llamado a mi entrada de hoy “Me duele Europa” y he empezado mencionando a Voltaire porque considero que son dos conceptos que deberían ir unidos. La Ilustración empezó una época en la cual Europa se fue convirtiendo, poco a poco, con las tensiones propias de la transformación, Revoluciones, Guerras Napoleónicas, Guerras Mundiales… A lo que es en la actualidad, o como mínimo a lo que era hasta hace unos años, un bastión de la razón frente a la barbarie y la ignorancia. Y ojo, no quiero que suene etnocéntrico, simplemente me refiero a que como proyecto común Europa ofrecía una serie de valores que emergían directamente de Voltaire y de otros filósofos de la Ilustración a los cuales se les había ido dando forma con el paso del tiempo y con colaboraciones de otros como Marx o Nietzsche.

Esa herencia común que compartimos los europeos viene de lejos y es la que nos ha permitido crear una serie de valores de los cuales sentirnos orgullosos. Herederos de la Revolución Francesa, de Robespierre, de Danton, de Lafayette y de tantos otros… En resumen. Herederos de esas tres ideas sobre las cuales se basa la democracia moderna: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Y esas ideas las que fueron atacadas en París el pasado viernes, en un acto de tremendo simbolismo si lo vemos de este modo.

Pero el problema es que el ataque hacia esos valores europeos no ha venido necesariamente de fuera. Que no se me malinterprete aquí, quienes dispararon el gatillo obviamente atacaron el sistema desde fuera, pero el ataque no se detuvo ahí. Si, los terroristas eran yihadistas y estaban dirigidos por alguna de la multitud de facciones islamistas que combaten en Siria e Iraq y que los medios de comunicación llaman “Estado Islámico”; pero el ataque a los valores europeos no se detuvo con el último de los disparos en París.

Esta noche, aviones de la República Francesa han vuelto a atacar esos ideales mientras soltaban su carga mortífera sobre la ciudad siria de Al Raqqa, en el centro del país, y hogar según el último censo de más de 220 mil personas; numero seguramente inferior debido a la Guerra Civil que azota el país desde hace más de cuatro años. ¿El objetivo? El “Cuartel General del Estado Islámico”. ¿Los civiles? Son sirios… En fin. De nuevo otro ataque a esos valores de los que hablábamos, y por desgracia esta vez desde dentro de Europa.



Si, se ha de hacer algo contra el yihadismo, estoy de acuerdo, pero dudo que ese algo sea seguir bombardeando “posiciones” de una organización terrorista que se basa en tácticas de guerrillas para combatir. Seamos sinceros, el Estado Islámico, aunque algunos quieran convencernos de lo contrario, no es un país, y bombardear una ciudad no servirá de nada, la evacuaran y cambiaran de zona. Parece mentira que occidente no aprendiera esto tras la derrota en Vietnam, no se puede ganar una guerra no convencional con tácticas convencionales, el bombardeo aéreo no es una opción. ¿Es por tanto la solución una invasión terrestre? Tampoco lo creo, Rusia está aplicando tácticas similares y no parece que se puedan detener los atentados, aunque por supuesto han recuperado gran parte del territorio sirio, ya es algo más de lo que ha logrado occidente con sus bombardeos en dos años.

La Guerra no es la solución, la solución hay que buscarla en otras partes. Al terrorismo no se le vence por las armas, se le vence con inteligencia y asfixiándolo. Se le vence negándoles suministros, se le vence haciendo que Turquía, aliado de Europa, deje de armar y entrenar yihadistas para combatir a sus propios habitantes kurdos. Se le vence haciendo que Arabia Saudí, otro aliado de Europa, deje de venderles armamento para poder seguir desestabilizando a Irán y Siria, sus dos grandes rivales de la región. Pero sobre todo se le vence dejando de utilizar y reforzar los propios terroristas para hacerse con el control de la región, algo que occidente lleva haciendo desde la Guerra de Afganistán contra la URSS en los 80.

Final de Rambo III, pelicula dedicada a los combatientes yihadistas aliados de EEUU en Afganistán
Pero sobre todo se le vence dejando atrás de una vez los intereses coloniales, se le vence dejando de desestabilizar países solidos como Libia y Siria porque no venden petróleo barato. Se le vence dejando usar cualquier arma para hacernos con el poder y seguir controlando otros países porque consideramos que son inferiores. Y sobre todo se le vence dejando de crear guerras para seguir haciendo negocio con el armamento. ¿Un ejemplo? El Ministro de Defensa español, Pedro Morenés, es un directivo de la Industria Armamentística, responsable incluso de fabricar bombas de racimo, prohibidas por organismos internacionales. ¿Sospechoso? Pues es solo España, imaginad esto aumentado al nivel de lobby en Estados Unidos.

Y es que los valores europeos no son atacados por terroristas, sino que por desgracia son atacados por nuestros propios líderes, que día si día también nos exponen al terror por sus ansias de poder o de beneficios. Son esos intereses de las elites los que meten a Europa en guerras donde tiene poco que ganar y los convierte en objetivos de grupos terroristas. Y es que al final quien acaba pagando siempre es el pueblo, tanto en Europa como en Siria, o el Libano, o Iraq… Y es que la cuestión es que el enemigo no es de raza, sino de clase, y cuando antes lo veamos antes evitaremos nuevas tragedias. Como decía, me duele Europa, pero no por ataques desde fuera, sino por ataques de los propios europeos.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Cuando el champán salvó a Francia


Hay alimentos que asociamos a países, como el jamón a España, la pasta y la pizza a Italia o el Fish & Chips al Reino Unido. Curiosamente en el caso francés podemos encontrar distintos productos que cumplen con este fin, como puede ser el queso, pero lo verdaderamente característico es el champan. Y ha hecho méritos más que suficientes para serlo, llegando incluso a salvar el país cual Juana de Arco. ¿Qué no me creéis? Seguid leyendo.

Ha llegado el gran momento, vamos a hablar de Francia y las Guerras Mundiales. Ya aviso que tendremos otros artículos basados en Francia y las Guerras Mundiales, pero este es el primero. Y es que nunca un país con tan pocos méritos militares (su última ofensiva con cierto éxito fue la invasión de Bélgica previa a Waterloo por parte de Napoleón en 1815) logró vencer en dos guerras mundiales. Ni siquiera Italia y sus diversos y ridículos cambios de bando en ambas contiendas se le acercan. Eso sí, no hay que quitar merito a su hábil diplomacia, si tus militares no sirven siempre puedes aliarte con los anglosajones o los rusos, que de guerra saben un rato.

En esta historia vamos a viajar a 1918, concretamente a la primavera de dicho año, cuando la Gran Guerra estaba en su punto culminante y lista para la conclusión. Porque eso era algo que todo el mundo tenía claro, la guerra terminaría antes de finalizar el año, debido al desgaste de ambos contendientes. No se podía saber quién acabaría llevándose el gato al agua, pero sí que la contienda no podía alargarse más. El bloqueo aliado sobre las Potencias Centrales había llevado a la población alemana y austrohúngara al borde del hambre y la revolución, solo el patriotismo y la visión de una victoria final que parecía muy cercana les mantenía en pie; al otro lado de las trincheras la moral francesa estaba a una derrota de la rendición y el ejército inglés, combatiendo en múltiples frentes (Balcanes, Oriente Próximo, Europa Occidental) estaba al borde del colapso; solo la llegada de los estadounidenses daba esperanzas para el futuro.

Por tanto ambos bandos se preparaban para una batalla que iba a ser decisiva y la inciativa recaía en el bando de las Potencias Centrales. La Revolución Rusa había sacado al Zar de la guerra y tras conseguir la paz en Brest-Litoskv están preparados para aplastar a sus rivales occidentales. Por fin, tras casi cuatro años de guerra, el Plan Schlieffen (echar a Francia de la guerra rápidamente y concentrarse en Rusia) es completado, aunque no de la manera esperada, y el Kaiser puede concentrar todas sus tropas en un frente. El fin de Francia está cerca, y Ludendorff, líder militar de Alemania y en estos momentos prácticamente su dictador, tiene claro donde dar el golpe.

El Frente Occidental lleva desde 1914 atascado en una guerra de trincheras que cruza Francia y Bélgica desde el Mar del Norte hasta Suiza. Ludendorff, que ya lo intentó al norte, en Ypres, el mes anterior y fracasó lleva mucho tiempo mirando el centro de esa línea, donde las líneas británicas se unen con las francesas. Su objetivo es romper el frente ahí y llegar a los puertos del canal para complicar el abastecimiento desde el mar de las tropas aliadas. El ataque sale bien, pero no logra su objetico y a 35 kilómetros de Dunkerque es detenido por un contraataque inglés. Pese a todo sigue teniendo hombres para seguir intentándolo, gracias a los refuerzos llegados desde el frente ruso.



Esta vez el golpe será más al sur, en la zona de Aisne, en la Champaña. Este sector esta defendido por franceses y Lundendorff espera derrumbar la moral del ejército con una victoria atronadora que le permita, además, llegar a París. El inicio de la ofensiva es genial, el frente se derrumba y el Gobierno Francés, temiendo por la seguridad de la capital, se retira a Burdeos. Es el 27 de Mayo y en toda Alemania se respira esperanza, la guerra puede terminar en unos días. Pero si algo tiene Francia cuando pintan bastos y la derrota parece absoluta es suerte; ya les ocurrió con Juana de Arco, les ocurrió con Napoleón en Austerlitz y les volvió a pasar en la Gran Guerra.

El avance alemán por la Champaña tuvo más inconvenientes de lo esperado. No era extraño ver a las hambrientas tropas del Kaiser tomar al asalto los depósitos de alimentos aliados tras una victoria. Era algo común y que demostraba los problemas que el bloqueo había traído a la Alemania. Pero esta ofensiva fue diferente, y es que lo que tomaron al asalto los soldados fueron las cavas del champán que abundan en la región. Es el 30 de Mayo y los informes no pueden ser más demoledores, una columna de aprovisionamiento advierte al Cuartel General de su incapacidad para atravesar el pueblo de Fimes porque “La calle está llena de soldados borrachos y de botellas de champán, unas llenas y otras vacías.” El Ejército Alemán está a menos de 100 kilómetros de París, pero el retraso debido a la fiesta permite a los franceses reorganizarse y resistir, salvando de nuevo a su capital como ya lo hicieran en 1914.


A Ludendorff el cuerpo le pide fusilar a todas las compañías que se emborracharon en la Champaña, pero por desgracia las cosas no están para hacerlo ya que el Ejército Alemán tiene grandes problemas de hombres. La guerra está perdida, la última oportunidad se ha esfumado y ahora la llegada de los norteamericanos no hace sino complicar cualquier otra opción. Por supuesto, los alemanes lo intentaran una última vez, en Reims en Julio, pero eso solo será un canto de cisne. En Noviembre, tras una ofensiva aliada en todos los frentes, Alemania se rendirá y pondrá fin a la Primera Guerra Mundial, solo seis meses después de haber estado a las puertas de París y de la victoria.