lunes, 28 de septiembre de 2015

El Abominable Espía de las Nieves



La de hoy va a ser corta, pero es una de las entradas que me gusta escribir en el blog ya que condensan en poco espacio algo curioso que ha ocurrido durante la historia y que creo que es importante compartir. No pasa de ser una anécdota, como veréis a continuación, pero una anécdota curiosa y graciosa.

En esta ocasión vamos a viajar a la Unión Soviética que empezaba su “Gran Guerra Patriótica”, concretamente a 1941. Mientras millones de soviéticos defendían su tierra de la invasión nazi la paranoia estalinista, que ya había descabezado por completo al Ejército Rojo, se había contagiado a gran parte del estado y en todos lados se buscaba con ahínco espías entre los habitantes de la URSS.

Pero uno de los sospechosos de espionaje era alguien especial, o al menos eso contaba el periódico soviético Trud en 1982; siendo esta la principal fuente de la que mama esta historia y de la cual se hizo eco el periódico El País aquí en España. Al parecer todo ocurrió en la región de Daguestán, territorio soviético, ahora ruso, que se encuentra en el Cáucaso, junto a Georgia y en la frontera con Turquía. Su situación geográfica, cercana a la frontera y muy desértica, y política, había sido territorio blanco durante la Guerra Civil Rusa y había habido movimientos separatistas, la hacían blanco del contraespionaje soviético. Y quizá en ese exceso de celo de la seguridad por parte de Moscú se encontraría la explicación a este fenómeno.

Imagen del Daguestán
En otoño de 1941, por tanto, en la región del Daguestán el contraespionaje soviético detuvo a un extraño ser que parecía ser el mítico Abominable Hombre de las Nieves. Los soldados, sorprendidos por su hallazgo, hicieron que el Teniente Coronel Karapetian, médico militar, examinará al detenido y les ofreciera un veredicto. Su opinión como médico, que nos ha llegado gracias al informe que redactó, es la siguiente: "Sin duda era un hombre, porque todas las partes de su cuerpo eran humanas, pero el pecho, la espalda y los hombros estaban cubiertos por un intenso pelo de color castaño. Era muy grande, con hombros anchos y grandes músculos".
                    
Sin embargo, en su opinión profesional, el ser recién encontrado, pese a ser humano, no podía ser un espía ni estar dedicado al sabotaje ya que su mirada era inexpresiva y tenía gestos más semejantes a un animal que a una persona. A ello hay que sumarle que durante todo su cautiverio, de alrededor de dos semanas, ni comió ni bebió, sudando además en exceso. Tanto es así que finalmente fue puesto en libertad, al no ser considerado un espía, algo que remarca el Teniente Coronel Karapetian en su informe: “No sé qué ser vivo cayó en nuestras manos. Lo dejamos en libertad y el hombre salvaje regresó a las montañas".

Por supuesto, esta historia, pese a ser real y estar documentada, no nos permite afirmar que a quien los soviéticos detuvieron fue al Yeti. Es más, hasta hay otras versiones que narran que finalmente el pobre detenido acabó siendo fusilado, aunque Karapetian no haga referencia a ello. En realidad, historias de gente extraña que había estado viviendo apartada de la sociedad en Rusia han existido siempre, incluso se encontró, en 1978, a una familia, los Likov, que había sobrevivido casi 40 años sin tener contacto con la sociedad, soportando incluso inviernos con temperaturas de -50ºC.

Además, la historia del Yeti no era algo ajeno a la sociedad soviética, siempre interesada en cuestiones extrañas y mitología, incluso durante la década de los cincuenta la Academia de Ciencias hizo una investigación al respecto. Por tanto podemos considerar que simplemente fue un hombre salvaje a quien encontraron los policías soviéticos en Daguestán. O en realidad fue el Yeti y lo dejaron escapar. Quién sabe.

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