lunes, 8 de diciembre de 2014

Vuelta a las trincheras



Podría decir que aprovechando que este año se cumplen 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial el valencianismo ha decidido hacer un sentido homenaje a todos los caídos durante dicha contienda y volver de nuevo a lo que fueron sus hogares durante cuatro años. Las trincheras. Pero por supuesto seria mentir. Si algo nos gusta al valencianismo es estar en las trincheras y cañonearnos mierda, sin importarnos que en el centro este la afición y el equipo.
                                                                                                             
He titulado esta entrada vuelta a las trincheras aunque a decir verdad jamás hemos salido de ellas, y más en el último año con todo el fenómeno de la venta y las posiciones enfrentadas. Pero creo que a nivel deportivo se había conseguido que la afición marchara unida sin demasiadas rencillas pese a los intentos de ciertos sectores del “periodismo” de atacar al equipo cuando era obvio que las cosas funcionaban. Es lo que tienen los resultados, que tapan carencias o las aumentan, según el signo.

Trincheras deportivas


El equipo, a día de hoy, está en problemas. No hablo de sensaciones, que ya eran malas en algunos momentos, sino de resultados. 2 puntos de los últimos 12 es un problema, no sé de qué calado, pero lo es. Y hay que buscar soluciones. Por supuesto no voy a ser yo quien trate de buscar esas soluciones, el Valencia no me paga por ello, y además estoy aquí para hablar de otro tema que he estado observando en el entorno últimamente y que se ha visto incrementado en las ultimas 24h, desde que Success triunfara cara a puerta y te dejara a falta de dos minutos para el final sin tres puntos en Granada.

Y es que de lo que yo quería hablar es de ese “trincherismo” que se vive en el entorno valencianista. De esa necesidad de tener que situarse junto a un bando dentro de una bipolaridad constante. Todos sabemos que había gente que esperaba que al equipo le fueran mal las cosas para sacar pecho y decirnos la razón que tenían cuando nos advirtieron de lo malo que sería la llegada del “Chino”.  Nada más hay que oír ayer a Pedro Morata celebrar el gol del Granada en la radio para demostrarlo. En el fondo no sorprende, el de Águilas jamás morderá la mano que le da de comer y, orgulloso como pocos, en la vida reconocerá sus errores.

Bueno, vuelvo al tema que me pierdo, que arrearle a Morata es lo que tiene, que no te cansas. En el fondo la posición que él defiende es uno de los bandos de esta guerra, que enarbolando a Joao Pereira como si fuera una bandera se ha propuesto atacar a Nuno y su equipo de trabajo hasta hacerlos caer. ¿El motivo? Supongo que no tener un entrenador colega que te sople las alineaciones una hora antes (¡Hola Unai!) debe escocer aun a ciertos individuos.

Enfrente de ellos están los que se creyeron que las primeras jornadas eran una realidad y ahora no permiten ni siquiera que se dude del entrenador y se toman cualquier crítica como un ataque directo. Nuno ha hecho cosas bien, por supuesto, pero también hay cosas que debería empezar a corregir si quiere demostrar que es un entrenador del nivel del Valencia. Mostrar donde están los errores y tratar de ponerles solución dista de ser algo malo, sino la base de la mejoría.

Por supuesto. Todos sabemos que detrás de los ataques directos a Nuno y al equipo simplemente hay interés por destruir algo que a ciertos sectores les duele que empiece a construirse, y esto es un equipo serio. Pero eso no quita que la necesidad de autocrítica y de corregir errores sea enorme.

Problemas


Pero el mayor problema no es este. El mayor problema es que las trincheras evitan que los dos bandos se vean y traten de entenderse, que quizá es algo que este equipo necesita. Necesita un entorno capaz de dejar de lado sus posiciones inamovibles y empezar a ver al equipo como algo más que un motivo para combatir. Necesita un entorno que observe sin sus intereses partidistas y detecte los problemas y ponga soluciones. Porque el equipo en estos momentos necesita tranquilidad y paciencia, pero también critica y mejoras si quiere conseguir ser mejor de lo que es. Y esta conjunción solo se logra saliendo de las trincheras y viendo desde una nueva perspectiva. Demasiado daño nos ha hecho ya el trincherismo a nivel social como para dejar que nos lo haga en lo deportivo.

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