Si os digo que podemos afirmar
sin ningún atisbo de duda que el actor Clint Eastwood y el ex presidente de los
Estados Unidos George W. Bush están emparentados. ¿Qué me responderíais? ¿Qué es
una locura? Pues bueno, puede ser, pero más locura es si sigo añadiendo nombres,
la gran mayoría nombres importantes de la historia de los Estados Unidos. Por
ejemplo Joseph Smith, fundador de los Mormones, Benedict Arnold, general de la
Guerra de la Independencia Americana, el presidente de los Estados Unidos
Franklin D. Roosvelt, el financiero J.P. Morgan o incluso el general de la Guerra
de Secesión Ulysses S. Grant (de Grant hay otra anécdota curiosa, su nombre
real era Hiram Ulysses, pero al entrar en el Ejercito hubo una confusión y fue
más fácil aceptar su nuevo nombre que tratar de que el Ejercito rectificara.) Y
la lista de familia sigue… Pasando por 6 presidentes de los Estados Unidos,
varios gobernadores, senadores, líderes de la CIA, cardenales, directores de
Harvard, profesores de universidad o artistas.
Y si, todos los nombres que he
escrito arriba comparten sangre y son
familiares. No precisamente cercanos, pero si familiares. ¿Increíble verdad? En
realidad la explicación es relativamente sencilla, siempre se ha dicho que
Estados Unidos es un país de inmigrantes, donde nadie en realidad es nativo allí
y todos, más tarde o más temprano, desembarcaron de un barco para empezar una
nueva vida allí. Esto explica en gran manera el motivo por el cual toda esta
gente tiene lazos familiares. Pero hay que tener algo en cuenta, hasta la gran
explosión de inmigrantes que se produjo a finales del S. XIX la población que recibían
los Estados Unidos (o las Trece Colonias antes de independizarse) era reducida
para lo que era su tamaño y las pequeñas comunidades que se formaban acababan
cayendo en la endogamia cual Austrias Españoles. No por cuestiones políticas,
sino por necesidad.
El mejor ejemplo de lo que
digo es el primer censo que se produjo tras la independencia. En aquellos
momentos en el territorio de las Trece Colinas, muy superior a cualquier país europeo
exceptuando Rusia, solo vivían algo menos de cuatro millones de personas,
siendo casi un millón esclavos negros. Por ejemplo en Gran Bretaña vivían, por
aquel entonces, nueve millones de personas. Esto hace que las relaciones
familiares existentes sean muy grandes y es lo que permite casos como este.
Casi 80.000 norteamericanos actuales descienden directamente de un solo hombre,
un pastor congregacionista que llego a Massachussets en 1634 llamado John
Lothropp.
Lothropp, puritano, llegó a
las colonias norteamericanas, como tantos otros, huyendo de la intolerancia
religiosa que se vivía en Gran Bretaña. Una vez allí se instaló en
Massachussets, más concretamente en Plymouth, y allí se volvió a casar (había perdido
una mujer en Inglaterra, tras una enfermedad) y tuvo, en total, 13 hijos, lo
cual permite acabar teniendo 80.000 descendientes con bastante facilidad.
Lo curioso de esta historia no
es obviamente el número, no es algo extraño, sino que sea algo conocido y que
dentro de sus descendientes haya tantas personas importantes y reconocidas.
Supongo que el asentarse en Massachussets, una zona poblada y muy importante
como líder de Nueva Inglaterra, región donde se situó gran parte del poder en
la época, ayuda a que la importancia de sus sucesores sea mayor. Y es que es
curioso observar como los lazos de sangre con el correr de los siglos pueden
hacerse tan largos y amplios. Verdaderamente, al final, todos somos hermanos en
cierta forma.