Pensaba volver al blog tras
casi un mes con otro texto sobre una curiosidad histórica, bastante más
trabajado que este, y que tengo a medio terminar. Pero la actualidad ha mandado
y hoy os dejaré con este texto, bastante más corto del que pensaba escribir, y
más adelante os ofreceré el texto proyectado para hoy, así que no dejéis de
estar pendientes de vuestras pantallas.
Ayer Salvados volvió a ser
Trending Topic en Twitter de la mano de su programa #FashionVictims donde Jordi
Évole, de nuevo, nos volvió a mostrar su enorme preocupación por las condiciones
de vida de la clase obrera mientras hacía malabares para no pronunciar la
palabra capitalismo durante todo el programa, que una cosa es hablar de lo mal
que esta deslocalizar la producción y otra dudar de la base del sistema… Jordi
Évole, esa mentira progre a la que muchos de “izquierdas” adoran como a Ana Pastor
o Risto Mejide…
Leía en Twitter ayer por la
noche una reflexión que me gustaría hacer mía, decía @FreedomForReal que Jordi
Évole llamaría dictador a cualquiera que decidiera nacionalizar Inditex. Y es que una cosa es
hacer denuncias en televisión y otra muy distinta empezar a poner soluciones
que salgan de las ideas principales del capitalismo, porque entonces los
beneficios bajan… Y no olvidemos que las televisiones son empresas privadas.
Ayer se buscaba más bien un “Pobrecitos” al pensar en los camboyanos que en una
posible solución a sus problemas. Ya se sabe, el morbo da dinero.
Aunque lo peor de todo el
programa fue el final, cuando la ingeniera textil María Almazán, salía a
hablarnos de Latitude, su empresa, y a contarnos como habían empezado a crear
ropa “sostenible” en Galicia y como era posible producir en España ropa, fue en
ese momento cuando descubrí que todo lo que estaba viendo no era más que un publirreportaje
de Latitude. Además una muy oportuno ya que curiosamente ayer empezaba un Kickstarter
para buscar financiación. Detrás de ella hay distintas iniciativas de capital
riesgo y la Xunta de Galicia, quien no quiera ver la relación es que ha cerrado
los ojos.
Sobre cerrar los ojos saben
mucho los otros dos grandes protagonistas de la noche de ayer, Juan Ramón Rallo
y Daniel Lacalle, los dos adalides del liberalismo español, que tardaron poco a
salir a la palestra a defender a Amancio Ortega y con ello al resto del sistema
que se encargan de defender. Con su teoría económica en la mano la
deslocalización a países del tercer mundo trae a estos países progreso, lo cual
es bueno, pero no pasa de ahí. El problema es que ese “progreso” es meramente económico
y no viene acompañado de condiciones laborales dignas o derechos laborales. Eso
sí, esto en el fondo y con su teoría en la mano es lo mejor que podía pasar,
sin trabas gubernamentales el capitalismo en su estado más puro puede florecer.
Esto nos debería hacer pensar, el liberalismo trae las condiciones de trabajo
del Sureste Asiático, sueldos bajos, muchas horas y explotación laboral; no les
dejemos lograrlo.