Ante todo pedir perdón por mi
ausencia del blog, la llegada del verano, los estudios de las oposiciones y el
cambio de web en LaMediaInglesa y las colaboraciones para el medio me han
robado tiempo para dedicar a mi blog, pero vuelvo con un pequeño artículo en el
que busco más desahogarme que otra cosa. Os pongo en situación, hoy he leído un
artículo en el que se destacaba que en España había problemas para encontrar
trabajadores cualificados, sí, en un país con una tasa de paro tan alta… El artículo,
como no, iba en la línea de demonizar a la universidad pública española,
afirmando que no es capaz de generar los trabajadores que quieren las empresas
y que era necesario privatizarla y darle un enfoque más empresarial. En
resumen, lo de siempre, el discurso neoliberal que busca permitir la
privatización de la educación y obtener réditos económicos con ello.
Obviamente no puedo estar de
acuerdo con el artículo, por distintos motivos que mostraré a continuación,
pero el principal problema es que nace de un planteamiento erróneo: la universidad
no debe estar basada en crear trabajadores. Lo siento, pero la idea no es esa,
o como mínimo no puede ser la base de todo. Una universidad, y más la pública
(una privada puede especializarse si así lo desea, ahí están las Escuelas de
Negocios) debe tener como objetivo formar profesionales para un sector y
dotarles de una base y de métodos para seguir aprendiendo; el resto de la
formación y la especialización debe ser responsabilidad de la empresa. Por
poner un ejemplo, si una empresa necesita un Sénior en Java (o en lo que sea…) tiene
dos opciones, o especializa a alguien que ya tiene una base de conocimientos
(formado por la Universidad) o contrata a alguien ya formado por otra empresa y
le paga de acuerdo a su conocimiento. No hay más. Aunque claro, esto exige unos
costes que no siempre el empresario quiere asumir, es más sencillo que de ello
se haga cargo el trabajador o el erario público.
Porque el problema de fondo es
más grave que echar la culpa a las Universidades y a las “ineficiencias” del
sector público, sin querer ver nada más. Obviamente que hay universidades donde
la formación podría ser mejor, pero la especialización y el aprendizaje de
ciertas herramientas concretas no pueden estar enclavadas dentro de una
educación que ha de ser lo más abierta posible para posibilitar, precisamente,
la especialización posterior. Las universidades deben dar una base y
herramientas que permitan que el egresado, con posterioridad, pueda
especializarse en lo que él necesite y el mercado reclame. ¿Motivos? Varios, el
primero y principal que no se pueden hacer planes específicos para cada estudiante,
es un consumo de recursos imposible de asumir y completamente ineficiente. Por
otro lado, ¿Cuál debe ser el plan? En un mundo como el actual, tan cambiante,
es difícil elegir una especialización que funcione durante mucho tiempo,
complicando la decisión, es por ello que la formación debe depender del
trabajador y de la empresa según sus necesidades, no de la institución pública.
Esto nos lleva a otra
cuestión, y con esto termino. Llevo un tiempo pensando en que el principal
problema de paro que hay en este país hay que buscarlo más bien en la cultura
empresarial y no en los propios trabajadores. Me explico, si analizamos con
cuidado lo expuesto anteriormente, más allá de la política que busca la
privatización de la educación, descubrimos que hay un interés por conseguir que
el trabajador llegue formado y preparado a la empresa para empezar a obtener
beneficios de su trabajo desde su llegada a la empresa, sin ninguna visión de
largo plazo. El cortoplacismo es un problema, la búsqueda del objetivo directo,
de conseguir las ventas necesarias y seguir con el trabajo realizado sin mirar
más allá del trimestre siguiente.
A ello podemos sumarle otro
problema peor, y es la visión del trabajador como un gasto y no como una
inversión. En otros países la formación de un trabajador es importante porque
se espera que su productividad aumente, aumentando con ello la ganancia de la
empresa. En cambio en este país la formación se ve como días de trabajo
perdidos. Si te pago para que programes, te pago para que programes, no para
que hagas cursos o aprendas otras herramientas. Esto tiene mucho que ver con la
idea de que el trabajador es un gasto, algo necesario (es él quien produce, no
el empresario) a quien hay que pagarle algo para que venga a trabajar pero que
en el fondo es una pérdida de dinero. Esto es lo que hace que a pesar de la
mejora económica el paro siga en los niveles que está y no haya bajado más allá
de contratos temporales estacionales basados en el turismo. Ya que si la
empresa funciona bien para muchos empresarios es mejor seguir hasta ahora,
ahorrar el dinero, y no seguir mejorando ni apostando por nuevos trabajadores.
Y así es difícil recuperar el empleo. Y no, no es culpa de los trabajadores,
por supuesto que no.