Me había prometido a mí mismo
dejar de hablar del Valencia C.F. en el blog, por un simple motivo, de un
tiempo a esta parte todas las entradas acaban sonando a lo mismo y parezco un agorero
avisando del juicio final con clarines y timbales. Pero lo de hoy supera ya mi
autocensura y me enciende y me enerva.
Seré sincero, llevo sin ver un
partido entero del Valencia desde el que jugamos en Gerland, y es que al final
lo que estamos viendo ahora no es que nos venga de nuevo, es algo que llevamos
viendo desde esta pretemporada. Desde ese fatídico momento en el que Peter Lim,
o quien sea que le asesore en temas de balón, decidió destrozar un equipo al
que solo le faltaban unos pequeños retoques para alcanzar el siguiente nivel
(yo estaba ilusionadísimo en Junio, de verdad) por una pura cuestión de egos. Y
si, lo digo claro, este desastre empezó cuando Jorge Mendes trató de meternos
con calzador a Rodrigo Caio y los dirigentes del club trataron de frenarlo. Ahí
empezó esta espiral de locura que se llevó por delante una dirección deportiva
que funcionaba y de paso la competitividad del equipo y la ilusión de su afición.
Pero si hay algo que me enerva
de verdad es que la crisis que vivimos no es una catástrofe natural ante la que
solo te queda resignarte, no, en realidad es una crisis provocada por unos
motivos muy claros y con una solución sencilla si hubiera voluntad de aplicarla.
(Es curioso lo extrapolable que esta frase a otras crisis que vivimos). La
pregunta es. ¿Hay voluntad dentro de las oficinas del Valencia para solucionar
este desaguisado? Lo grave es que no parece haberla.
¿Pero cuál es esa solución?,
preguntaran algunos. Pues en realidad simplemente necesita de aplicar el
sentido común. No hablo de maravillas, sino de hacer lo que ya hiciste el año
pasado, buscar una idea de equipo, traer a un director deportivo de acuerdo a
esa idea y rodearlo de profesionales para que busquen jugadores que se adapten
a esa idea. Si a ello le sumas que el Valencia C.F. tiene la suerte de tener
una cantera capaz de sacar jugadores de Primera División cada año montar una
plantilla competitiva no debería ser complicado.
La pregunta que hay que
hacerse entonces es porque no se aplican las soluciones si son tan sencillas…
Si se aplica la lógica no hay más que repetir lo que ya se hizo anteriormente y
funcionó. Como no se hace hay que llegar a la conclusión de que no existe lógica
en los movimientos de la nueva directiva del club, pero siendo los dirigentes
del equipo gente racional y con experiencia en su trabajo, no es concebible que
caigan en un error así…
Esto que voy a decir a
continuación es duro, pero es lo que creo… Si la lógica nos indica que la
solución a aplicar es sencilla y no se aplica quizá es que el objetivo buscado
es diferente al que el reto esperamos. Creo que debemos empezar a considerar
que el objetivo que busca esta directiva va más allá de ganar o perder partidos…
Situaciones como la llegada de jugadores inexplicables y procedentes siempre de
la misma mano o el fichaje de entrenadores con poca o ninguna experiencia solo
puede tener una explicación: El Valencia C.F. se ha convertido en un eslabón
más del sistema de Mendes y otros para foguear a futbolistas y entrenadores y
darles visibilidad en una gran liga como la española. No hay otra manera de
explicar los movimientos que no sea esa.
Esto también explica otras
cuestiones como la llegada de Suso, que en el fondo no es más que otro tentáculo
de Mendes, o la futura llegada de Jaume Orti para convertirse en la nueva
cuchara (ni pincha ni corta) de Lim en Mestalla. Meriton ha detectado el enfado
de la afición y trata de atraerla con un cambio de relaciones públicas, con la
llegada de viejas glorias (de ahí el globo sonda de Albelda y Cañizares) para
conseguir atraer al público perdido. El problema es que la afición del
Valencia, si algo tiene, es inteligencia, y no es tan fácil de engañar como
muchos creen. O el balón entra, y debe empezar a entrar ya, o los pañuelos
miraran al palco. Lim no es tan intocable como cree.
Lo peor de todo es que el
problema que estamos viendo en estos momentos es algo que algunos veíamos ya en
verano, mientras los fichajes inexplicables llegaban uno tras otro y el equipo
se desangraba en pachangas de pretemporada. Paciencia nos pedían desde todos
los lados, mientras se nos echaba en cara que éramos demasiados aficionados a
quemar la falla. Pero ya se sabe que la afición del Valencia si algo tiene, es
que es mala…
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