Siempre
me ha gustado Roma. La nación, no la ciudad. Siempre me ha fascinado como una
ciudad atrasada rodeada de potencias mas "civilizadas" que ella como
los Etruscos, Grecia o la propia Cartago fue capaz de fundar un imperio y
expandir su cultura no ya sobre estos rivales, sino sobre todas las tierras a
las que era posible llegar, incluso conquistando lugares con más de 8.000 años
de civilización como Mesopotamia. Y todo esto siendo una nación nueva, es solo
comparable al ascenso de Japón a potencia tras la Restauración Meiji a finales
del S. XIX.
La Republica Romana
Es
por ello que no entiendo cómo es posible que aun no hubiera dedicado ninguna
entrada a los antiguos romanos. Más concretamente a su historia más
apasionante, que no es la de los emperadores, sino la de su República, que es
la que forjó la nación. Una historia de riñas internas, egos, y personajes
ejemplares que aparecieron en momentos adecuados para salvar el dia. El primero
de todos, si obviamos a Bruto y a Colatino, los primeros cónsules y quienes
liberaron a Roma de la bota de los reyes etruscos en el 509 a.C.. Hablo, por supuesto, de Lucius Quinctius Cincinnatus.
Obviamente
ha pasado a la historia con su cognomen y lo conocemos como Cincinato y es un
ejemplo de virtud política y sacrificio por el bien común. ¿Por qué? Esto es
algo que vamos a tratar de explicar a continuación. Antes de nada hay que
remarcar que la historia romana desde su fundación, según la tradición el 753
a.C., hasta el saqueo por parte de los galos en el 390 a.C. debe ser cogida con
pinzas, ya que en ese momento se destruyeron los archivos romanos y todo el
periodo anterior fue reconstruido a posteriori por historiadores romanos y es
posible que muchos de los datos que tenemos sean meras leyendas. Por supuesto
hablaremos de estos hechos en otro momento, ya que dan para mucho, solamente
deseaba remarcar esto.
Cincinato
En
fin, Cincinato nació en el 519 a.C. en el seno de una familia patricia y fue
una de las principales figuras de la primera etapa de la República Romana. Una
vez expulsada la monarquía los patricios tomaron el control de la ciudad
gracias al Senado y apartaron a los plebeyos del poder. Estos, enfurecidos,
empezaron una lucha de desgaste que acabaría permitiéndoles acceder a todos los
cargos de los que ahora se veían privados. En esta lucha nuestro protagonista
se mantuvo del lado conservador y siempre se negó a entregar poderes a los
plebeyos.
Uno
de los primeros cargos a los que accedieron los plebeyos fue al tribunato, también
llamado Tribuno de la Plebe, que era un cargo votado y elegido por los plebeyos
y representaba sus intereses frente a los patricios, teniendo incluso poder de
veto si alguna de las leyes les perjudicaba. Esto obviamente los ponía en
contra de los patricios, por lo que el cargo, para protegerse, paso a ser
sacrosanto, es decir, estaba protegido de cualquier daño físico. Y fue un
enfrentamiento con uno de estos tribunos el que mando al exilio al hijo de Cincinato,
haciendo que su padre, ofendido, se retirara de la vida política en su finca.
Estando
retirado en su finca es cuando ocurrió la anécdota por la que es conocido. En
el 458 a.C. la ciudad de Roma estaba en guerra contra dos tribus de las tierras
cercanas, los ecuos y los volscos, y se enfrentaba a una invasión combinada de
estos pueblos. El Senado, viendo que los cónsules elegidos para defenderlos
eran una nulidad militar decidieron tomar una decisión drástica: nombrar
dictador a Cincinato. El cargo de dictador tenia connotaciones diferentes a la
actualidad y era simplemente un poder excepcional por seis meses que se entregaba
a una persona en un momento en que la ciudad estaba en peligro.
Los
encargados de comunicar la decisión senatorial a Cincinato se lo encontraron en
su finca, con el arado en la mano y trabajando en los campos. Cuando les
dijeron que habia sido elegido para salvar a Roma Cincinato, gran militar, tomo
la toga y los honores derivados de su cargo y marchó al Foro Romano llamando a
todos los ciudadanos romanos a acompañarle y tomar las armas. Tras encuadrarlos
en legiones marchó al encuentro de los invasores y los derroto, librando a Roma
de la amenaza en solo seis dias. Una vez realizada la misión rechazó su cargo
pese a que aún le quedaban seis meses de poder y volvió a su finca, de vuelta a
su arado.
Legado
Esta
historia, como es obvio, seguramente fue adornada pasado un tiempo por los
historiadores romanos que usaron a Cincinato como un ejemplo de la virtud
romana y el servicio a la ciudad por encima de los intereses personales.
Incluso varios siglos después los conservadores romanos como Catón el Viejo lo usaron
como ejemplo de rectitud, honor y honradez romanas; haciendo de él un arma
arrojadiza contra todos los que deseaban una república reformada y adaptada a
los tiempos. Y es que usar a viejos ídolos políticos para asegurarse la
continuidad de un régimen que te favorece no es algo que haya inventado Televisión
Española y sus loas a la muerte de Adolfo Suarez.
Como
último detalle destacar que George Washington, primer presidente
norteamericano, fue también comparado con Cincinato ya que al finalizar su
mandato decidió volver a su finca y no usar sus poderes mas allá de lo que
considero necesario. Es más, se fundó una "Sociedad de los
Cincinatos" en su honor y fueron ellos los que pusieron nombre a la ciudad
de Cincinnati en Ohio.
Había oído la historia pero no recordaba muchos de los detalles. Buena entrada.
ResponderEliminarEsa era la idea de la entrada. Curioso tipo Cincinato, excesivamente "honrado", o era un rara avis o simplemente se ha leyendizado...
Eliminar