lunes, 2 de marzo de 2015

Echar las campanas al vuelo




Siempre se ha dicho que la afición del Valencia es bipolar y tiene poca memoria. Que endiosa a jugadores y equipos a los que defenestró hace unos meses y viceversa. También se dice que es exigente, quizá en exceso, pero que sabe premiar a quienes lo merecen. Incluso si se pregunta en Madrid a algunos “valencianologos”, palabra que le robo a mi amigo @ARIAS4EVER , una banda de locos que va a Mestalla cada 15 días a pitar a su equipo porque les pone.

Por suerte esto no es más que una visión, quizá tremendista, pero es imposible negar que la afición valencianista, al igual que gran parte de las del país, gusta de vivir en una montaña rusa continua de emociones, pasando del pesimismo exacerbado a la ilusión completa con menos de un mes de diferencia. La tan manida frase de “Nos gusta quemar la falla” suele aparecer tan pronto como el equipo che encadena dos malos resultados; y al contrario, todos esperamos ganar la Sección Especial cuando encadenamos tres resultados buenos.

Y claro, tras encadenar 6 victorias en los últimos siete partidos el valencianismo esta desatado. Hay ilusión y se nota, la gente tiene ganas de ver jugar al equipo (que luce poco pero sigue ganando) y con el objetivo básico prácticamente asegurado, ya que salvo debacle Unai Emery ni harto de vino nos remonta 7 puntos, no nos queda otra que soñar. Por supuesto, siempre queda gente que sigue mirando a Sevilla asustado, pero bueno, también deben haber cenizos y agoreros.

Desde que Piatti, cuya recuperación da para que la investigue Iker Jiménez, finiquitara a la Real Sociedad el domingo y el resto de resultados de la jornada nos acompañaran no paro de escuchar y leer opiniones de todos los colores. Desde los que ven la tercera plaza ya conseguida hasta los que incluso hablan de ganar la liga sin despeinarse en exceso, como si Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid fueran rivales sencillos. Sinceramente, estoy de acuerdo con la ilusión, pero creo que ponernos metas tan altas es equivocarse.

Y no porque sea un cenizo, sino porque cada vez que osamos sacar pecho y venirnos arriba viene alguien y nos lo parte, y eso a una semana de ir a jugarte la tercera plaza al Vicente Calderón no deja de ser un problema. Porque pensar en que ocurrirá en la jornada 38 a día de hoy es un error que solo puede acarrear problemas a un equipo joven que puede no estar preparado para la presión. Porque si, el Valencia es un grande y debe pelar por todo, pero su plantilla actual, aunque talentosa, es inexperta en estas lides de pelear, a cara de perro, con tres equipos que mal que bien llevan batiéndose el cobre casi 4 años.

Por supuesto que hay que aspirar al máximo, no quiero que se me malinterprete, pero se debe aspirar al máximo sin mirar a lo lejos. Lo importante en estos momentos para el Valencia es centrarse en seguir sumando y ya veremos, cuando falten 4 partidos, donde estamos y a donde podemos llegar. Y no, no voy a nombrar el “partido a partido” de Simeone, ya que considero al argentino simplemente el sucesor de un verdadero grande, de la única persona capaz de hacer que la Selección Española ganará algo, una pena que luego el Marques del Nabo lo estropeara todo. Don Luis Aragonés decía de que el objetivo era: “Y ganar y ganar y ganar... y volver a ganar, y ganar y ganar... Eso es el fútbol”. Y en esto debe centrarse el Valencia, en seguir sumando de tres en tres y lo demás ya vendrá.

Nos queda un final de liga apasionante. Con un equipo capaz de pelear todos los partidos y además sin molestias entre semana, por lo que puede centrarse en la competición liguera y hacer que volvamos a soñar. Pero sin venirnos arriba y sin caer en triunfalismos, poco a poco, con paciencia, sacando los partidos. Si se gana el problema lo tendrá el resto. Porque al final el objetivo, sea el que sea, se cimenta ganando el siguiente partido.

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