Lo comentaba ayer en Twitter
pero creo que merece una reflexión un poco más larga, aunque ya advierto que
esta entrada va a ser ligeramente más corta de lo habitual.
Milagros
En 2001 ocurrió un milagro en
Valencia. Que te traigas a un entrenador desconocido de Tenerife en contra de
la opinión del Consejo de Administración y te lleve a la mejor época de tu
historia es algo muy raro. Hay que recordar como llego Benítez, entre dudas o
completo desconocimiento, incluso un consejero afirmó que “El único Benítez que
conozco es el torero”. Eso sí, la jugada salió genial, Subirats, encargado del
fichaje, acertó de pleno y en los siguientes tres años el Valencia levantó dos
ligas y una UEFA.
El problema es que lo que salió
una vez bien no tiene por qué volver a salirte. Desde entonces el Valencia
lleva 10 años buscando al nuevo Benítez y pagando masters de entrenador a
cualquiera que medio destaca o parece una apuesta de futuro. Desde la marcha de
Benítez solo Ranieri y Valverde demostraron tener cierto bagaje antes de venir aquí.
El primero fue un fracaso, de acuerdo, pero el segundo llevó al equipo a jugar
de una manera coherente y seria, el final no fue el mejor, pero tampoco lo fue
el de Benítez.
Novatos
Por el camino entrenadores que
habían destacado en equipos pequeños, como Quique Sánchez Flores, Miroslav
Djukic o Unai Emery, o entrenadores directamente novatos en el primer nivel
como Pellegrino. El equipo, aunque fue logrando objetivos incluso, jamas logro
estar al nivel esperado. Y es que Flores o Emery contaron con plantillas de
nivel suficiente para lograr algo más de lo que lograron. Pero al final solo
Koeman logró levantar un título. Si, su trayectoria no fue la mejor, pero
consiguió algo que ninguno de los dos anteriores, con la misma plantilla,
consiguieron.
Este año, de nuevo, se volvió a
apostar por un entrenador joven, con proyección y buena pinta. Y si, las cosas
no han funcionado del todo mal, pero tampoco han funcionado del todo bien. Es
lo que tiene la falta de experiencia, que luego te salen partidos como el de
ayer que nadie entiende. Sé que es pronto y que hay que tener paciencia con
Nuno, pero también me gustaría destacar que llegado el momento estaría muy bien
que dejáramos de fichar promesas para traer realidades. El equipo daría un
salto de calidad seguramente.
El mejor ejemplo lo tenemos en
los dos grandes de nuestro país. Uno sigue buscando a su nuevo entrenador
milagro, a su nuevo Guardiola, el otro fichó a un entrenador consagrado. Los
resultados están a la vista.
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