Podría decir que aprovechando que
este año se cumplen 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial el
valencianismo ha decidido hacer un sentido homenaje a todos los caídos durante
dicha contienda y volver de nuevo a lo que fueron sus hogares durante cuatro
años. Las trincheras. Pero por supuesto seria mentir. Si algo nos gusta al
valencianismo es estar en las trincheras y cañonearnos mierda, sin importarnos
que en el centro este la afición y el equipo.
He titulado esta entrada
vuelta a las trincheras aunque a decir verdad jamás hemos salido de ellas, y más
en el último año con todo el fenómeno de la venta y las posiciones enfrentadas.
Pero creo que a nivel deportivo se había conseguido que la afición marchara
unida sin demasiadas rencillas pese a los intentos de ciertos sectores del “periodismo”
de atacar al equipo cuando era obvio que las cosas funcionaban. Es lo que tienen
los resultados, que tapan carencias o las aumentan, según el signo.
Trincheras deportivas
El equipo, a día de hoy, está
en problemas. No hablo de sensaciones, que ya eran malas en algunos momentos,
sino de resultados. 2 puntos de los últimos 12 es un problema, no sé de qué
calado, pero lo es. Y hay que buscar soluciones. Por supuesto no voy a ser yo
quien trate de buscar esas soluciones, el Valencia no me paga por ello, y además
estoy aquí para hablar de otro tema que he estado observando en el entorno últimamente
y que se ha visto incrementado en las ultimas 24h, desde que Success triunfara
cara a puerta y te dejara a falta de dos minutos para el final sin tres puntos
en Granada.
Y es que de lo que yo quería hablar
es de ese “trincherismo” que se vive en el entorno valencianista. De esa
necesidad de tener que situarse junto a un bando dentro de una bipolaridad
constante. Todos sabemos que había gente que esperaba que al equipo le fueran
mal las cosas para sacar pecho y decirnos la razón que tenían cuando nos advirtieron
de lo malo que sería la llegada del “Chino”. Nada más hay que oír ayer a Pedro Morata
celebrar el gol del Granada en la radio para demostrarlo. En el fondo no
sorprende, el de Águilas jamás morderá la mano que le da de comer y, orgulloso
como pocos, en la vida reconocerá sus errores.
Bueno, vuelvo al tema que me
pierdo, que arrearle a Morata es lo que tiene, que no te cansas. En el fondo la
posición que él defiende es uno de los bandos de esta guerra, que enarbolando a
Joao Pereira como si fuera una bandera se ha propuesto atacar a Nuno y su
equipo de trabajo hasta hacerlos caer. ¿El motivo? Supongo que no tener un
entrenador colega que te sople las alineaciones una hora antes (¡Hola Unai!)
debe escocer aun a ciertos individuos.
Enfrente de ellos están los
que se creyeron que las primeras jornadas eran una realidad y ahora no permiten
ni siquiera que se dude del entrenador y se toman cualquier crítica como un
ataque directo. Nuno ha hecho cosas bien, por supuesto, pero también hay cosas
que debería empezar a corregir si quiere demostrar que es un entrenador del
nivel del Valencia. Mostrar donde están los errores y tratar de ponerles solución
dista de ser algo malo, sino la base de la mejoría.
Por supuesto. Todos sabemos
que detrás de los ataques directos a Nuno y al equipo simplemente hay interés por
destruir algo que a ciertos sectores les duele que empiece a construirse, y
esto es un equipo serio. Pero eso no quita que la necesidad de autocrítica y de
corregir errores sea enorme.
Problemas
Pero el mayor problema no es
este. El mayor problema es que las trincheras evitan que los dos bandos se vean
y traten de entenderse, que quizá es algo que este equipo necesita. Necesita un
entorno capaz de dejar de lado sus posiciones inamovibles y empezar a ver al
equipo como algo más que un motivo para combatir. Necesita un entorno que
observe sin sus intereses partidistas y detecte los problemas y ponga
soluciones. Porque el equipo en estos momentos necesita tranquilidad y
paciencia, pero también critica y mejoras si quiere conseguir ser mejor de lo
que es. Y esta conjunción solo se logra saliendo de las trincheras y viendo
desde una nueva perspectiva. Demasiado daño nos ha hecho ya el trincherismo a
nivel social como para dejar que nos lo haga en lo deportivo.
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