lunes, 22 de diciembre de 2014

El Origen del Gordo

Hoy, día 22 de Diciembre, no se puede hablar de otra cosa que no sea el Gordo de la Lotería. Y como en este blog lo que nos gusta es la historia no podemos resistirnos a hablar de su origen y de cómo se ha convertido en algo intrínseco de la navidad española.

Si os digo que la Lotería es un impuesto es algo que no sorprendería a nadie, todos sabemos que desde hace un par de años por obra y gracia del Ministro Montoro, ese vampiro moderno, todos los premios repartidos llevan un recargo que acaba en las arcas públicas. Y este impuesto es relativamente nuevo porque se suponía que la Lotería Nacional ya reportaba beneficios suficientes al estado sin necesidad de ellos, ya que solo una parte del dinero ingresado por las ventas es repartido en premios, el resto es una ganancia estatal.

La Lotería de Números


Otra prueba fehaciente de que en la Lotería el que más gana es el Estado está en su origen. El primer sorteo de un juego de azar data de 1763, durante el reinado de Carlos III, monarca ilustrado y el único ejemplo de despotismo ilustrado que tenemos en nuestro país. Tercer hijo de Felipe V, subió al trono en 1759 tras la muerte de Luis I y Fernando VI, sus dos hermanastros. Era un hombre maduro ya, 43 años, y tenía experiencia política ya que había sido Rey de Nápoles y Sicilia durante más de 20 años.

Carlos III, Rey de España

Cuando Carlos llegó al poder en España se encontró, como era tradición, con graves problemas financieros. Su antecesor, su hermano Fernando VI, había practicado una política de paz y aislamiento que había mejorado la situación económica del país, pero Carlos III, decidido a impulsar reformas ilustradas necesitaba nuevos ingresos, más aún tras la entrada, junto a Francia, en la desastrosa Guerra de los 7 años. Las pérdidas de esta guerra, a la que llegamos tarde y mal y que costó la Florida, hicieron que en 1763 las arcas de la corona estuvieran prácticamente vacías.

El Secretario de Hacienda de la época, el Marqués de Esquilache (un italiano de confianza del Rey que se haría famoso a causa de un motín contra su persona) propuso por aquel entonces una serie de reformas para mejorar la situación. Lo más clásico por aquel entonces hubiera sido una subida de impuestos, pero Carlos III, que aunque absoluto miraba por su pueblo, se negó a ello, aunque solo fuera para evitar que la gente se mosqueara. ¿La solución de Esquilache para ingresar más sin subir impuestos? Otras fórmulas como la reincorporación de ciertos señoríos a la corona, la liberalización del mercado de cereales (lo que le costó el puesto y el famoso motín) o la creación de una Lotería Nacional a semejanza de la que ya existía en Nápoles.

El 30 de Septiembre de 1763 y bajó el control de Don José Peya, que ya había dirigido la lotería napolitana, nacía la Lotería de Números. Su formato, eso sí, era el de la actual Lotería Primitiva, donde se elegían cinco números de una serie de 90. Su éxito fue inmediato y con rapidez adquirió el sobre nombre del “Impuesto para tontos” ya que permitía a la Corona recaudar dinero de manera fácil sin tener problemas con la opinión pública. Como era de esperar a la luz del éxito empezaron a salir a la luz libros y leyendas que mostraban métodos matemáticos o de adivinación para conseguir el éxito, incluso nació la expresión “Tirar la casa por la ventana”, ya que el ganador del sorteo solía tirar sus pertenencias por la ventana y sustituirlas por unas nuevas.

La Lotería de Billetes


Pero claro, este sorteo simplemente era un precedente de la actual Lotería Nacional. Su éxito fue una buena muestra de lo útiles que eran los juegos de azar para conseguir ingresos; lo que hizo que medio siglo más tarde, cuando fue necesario aumentar la recaudación, se impulsara uno nuevo. En 1811 España se hallaba inmersa, de nuevo, en una guerra, aunque esta vez combatía por sobrevivir. En 1808 las fuerzas armadas francesas, bajo el mando de Napoleón, habían conquistado el país; aunque el control no fue efectivo y ciertos lugares seguían bajo control español. La capital de todos ellos estaba en Cádiz, donde acababa de nacer el liberalismo e ideas como una constitución o la soberanía popular estaban ganando impulso.  Ciríaco González Carvajal, Ministro de Consejo y Cámara de Indias, necesitado de ingresos para armar a los soldados impulsó entonces una nueva Lotería, conocida como Lotería de Billetes, con un formato mucho más sencillo y que era idéntico al actual.

El final de la guerra, como era de esperar, no hizo desaparecer el impuesto, que destinaba un suculento 30% de lo recaudado a las arcas estatales. Pese a todo el sorteo de navidad seguía sin existir, la decisión de crear un sorteo extraordinario vino casi un siglo después de la implantación de la Lotería de Números por parte de Carlos III. La Ley de Presupuestos de 1862 creaba un nuevo sorteo extraordinario antes de navidad y además finiquitaba la Lotería Primitiva, que era excesivamente complicada (Seria renovada en 1985, por eso existe en la actualidad). El éxito del sorteo fue enorme, prueba es que se sigue celebrando a día de hoy, siglo y medio después de su creación.

Y obviamente, antes como ahora, es un impuesto muy rentable para las arcas públicas.

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