Hoy, día 22 de Diciembre, no se puede hablar de otra cosa
que no sea el Gordo de la Lotería. Y como en este blog lo que nos gusta es la
historia no podemos resistirnos a hablar de su origen y de cómo se ha
convertido en algo intrínseco de la navidad española.
Si os digo que la Lotería es
un impuesto es algo que no sorprendería a nadie, todos sabemos que desde hace
un par de años por obra y gracia del Ministro Montoro, ese vampiro moderno,
todos los premios repartidos llevan un recargo que acaba en las arcas públicas.
Y este impuesto es relativamente nuevo porque se suponía que la Lotería
Nacional ya reportaba beneficios suficientes al estado sin necesidad de ellos,
ya que solo una parte del dinero ingresado por las ventas es repartido en
premios, el resto es una ganancia estatal.
La Lotería de Números
Otra prueba fehaciente de que
en la Lotería el que más gana es el Estado está en su origen. El primer sorteo de
un juego de azar data de 1763, durante el reinado de Carlos III, monarca
ilustrado y el único ejemplo de despotismo ilustrado que tenemos en nuestro país.
Tercer hijo de Felipe V, subió al trono en 1759 tras la muerte de Luis I y
Fernando VI, sus dos hermanastros. Era un hombre maduro ya, 43 años, y tenía
experiencia política ya que había sido Rey de Nápoles y Sicilia durante más de
20 años.
Carlos III, Rey de España |
Cuando Carlos llegó al poder
en España se encontró, como era tradición, con graves problemas financieros. Su
antecesor, su hermano Fernando VI, había practicado una política de paz y
aislamiento que había mejorado la situación económica del país, pero Carlos
III, decidido a impulsar reformas ilustradas necesitaba nuevos ingresos, más aún
tras la entrada, junto a Francia, en la desastrosa Guerra de los 7 años. Las pérdidas
de esta guerra, a la que llegamos tarde y mal y que costó la Florida, hicieron
que en 1763 las arcas de la corona estuvieran prácticamente vacías.
El Secretario de Hacienda de
la época, el Marqués de Esquilache (un italiano de confianza del Rey que se haría
famoso a causa de un motín contra su persona) propuso por aquel entonces una
serie de reformas para mejorar la situación. Lo más clásico por aquel entonces
hubiera sido una subida de impuestos, pero Carlos III, que aunque absoluto
miraba por su pueblo, se negó a ello, aunque solo fuera para evitar que la
gente se mosqueara. ¿La solución de Esquilache para ingresar más sin subir
impuestos? Otras fórmulas como la reincorporación de ciertos señoríos a la
corona, la liberalización del mercado de cereales (lo que le costó el puesto y
el famoso motín) o la creación de una Lotería Nacional a semejanza de la que ya
existía en Nápoles.
El 30 de Septiembre de 1763 y
bajó el control de Don José Peya, que ya había dirigido la lotería napolitana, nacía
la Lotería de Números. Su formato, eso sí, era el de la actual Lotería
Primitiva, donde se elegían cinco números de una serie de 90. Su éxito fue
inmediato y con rapidez adquirió el sobre nombre del “Impuesto para tontos” ya
que permitía a la Corona recaudar dinero de manera fácil sin tener problemas
con la opinión pública. Como era de esperar a la luz del éxito empezaron a
salir a la luz libros y leyendas que mostraban métodos matemáticos o de adivinación
para conseguir el éxito, incluso nació la expresión “Tirar la casa por la
ventana”, ya que el ganador del sorteo solía tirar sus pertenencias por la
ventana y sustituirlas por unas nuevas.
La Lotería de Billetes
Pero claro, este sorteo
simplemente era un precedente de la actual Lotería Nacional. Su éxito fue una
buena muestra de lo útiles que eran los juegos de azar para conseguir ingresos;
lo que hizo que medio siglo más tarde, cuando fue necesario aumentar la recaudación,
se impulsara uno nuevo. En 1811 España se hallaba inmersa, de nuevo, en una
guerra, aunque esta vez combatía por sobrevivir. En 1808 las fuerzas armadas
francesas, bajo el mando de Napoleón, habían conquistado el país; aunque el
control no fue efectivo y ciertos lugares seguían bajo control español. La
capital de todos ellos estaba en Cádiz, donde acababa de nacer el liberalismo e
ideas como una constitución o la soberanía popular estaban ganando impulso. Ciríaco González Carvajal, Ministro de
Consejo y Cámara de Indias, necesitado de ingresos para armar a los soldados impulsó
entonces una nueva Lotería, conocida como Lotería de Billetes, con un formato
mucho más sencillo y que era idéntico al actual.
El final de la guerra, como
era de esperar, no hizo desaparecer el impuesto, que destinaba un suculento 30%
de lo recaudado a las arcas estatales. Pese a todo el sorteo de navidad seguía sin
existir, la decisión de crear un sorteo extraordinario vino casi un siglo después
de la implantación de la Lotería de Números por parte de Carlos III. La Ley de
Presupuestos de 1862 creaba un nuevo sorteo extraordinario antes de navidad y además
finiquitaba la Lotería Primitiva, que era excesivamente complicada (Seria
renovada en 1985, por eso existe en la actualidad). El éxito del sorteo fue
enorme, prueba es que se sigue celebrando a día de hoy, siglo y medio después de
su creación.
Y obviamente, antes como
ahora, es un impuesto muy rentable para las arcas públicas.
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